Cuando la hija de Conrad y de Isabel -Maria- cumplió los diecisiete años su tutor Jean de Ibelin decidió que ya había llegado el momento de casarla, por ello solicitó consejo al Rey Felipe Augusto, este le aconsejo que la casara con un noble de Champagne de 60 años, de nombre Jean Brienne, la idea le pareció acertada a Jean de Ibelin y de esta forma se realizó la boda y posterior coronación el día 3 de l mes de Octubre de 1.210 en la ciudad de Tiro.
Seis años mas tarde falleció el Papa Inocencio III y su sucesor Honorio III preocupado por el sentimiento religioso que estaban adoptando los poulains en su continua relación con los musulmanes decidió que ya había llegado el momento de realizar una nueva cruzada, ya que de estos no esperaba nada pues les importaba mucho mas su comercio con los Árabes en sus puertos de Acre, Tiro y Trípoli que hacerles la guerra y reconquistar Jerusalén.
Ordeno por ello al arzobispo de San Juan de Acre, Jacques de Vitry, que ya había llegado el momento de recordarle a los francos de la existencia del Santo Sepulcro y de la obligación que tenían de liberar la tumba del Salvador.
La gente lentamente empieza a tomar en consideración las palabras de este Arzobispo cuando de inesperadamente desembarcan en Acre con todo su ejercito cuatro importantes nobles: El duque de Austria Leopoldo VI, El Rey de Hungría Andrés II, El señor de Antioquia Bohémond IV y finalmente Hugo I de Lusignan que era Rey de Chipre.
Se decidió que todas estas fuerzas debían de ser dirigidas por el Rey de Jerusalén pero el monarca Andrés II se negó en redondo a no ser él quien capitaneara su ejercito.
Enterado por sus espías el Sultán Melek El Adil de los problemas que existían entre los cruzados decide aprovechar esta falta de decisión y de unidad y se dedica a minar su moral atacándoles por sorpresa para luego retirarse y de esta forma entre escaramuzas mina la voluntad de los francos, por ello, a principios de 1.218 el Rey Andrés de Hungría se embarca con sus tropas y vuelve a su Tierra.
El Rey Jean de Brienne se decide entonces a atacar Egipto pues aun conserva un poderoso ejercito y considera que la conquista de Tierra Santa debe de comenzar por la toma del Cairo.
Los preparativos son minuciosos, todo se realiza con sumo cuidado y después de dos meses de asedio, los cruzados están apunto de tomar la ciudad de Damieta un mes mas tarde a finales del 1.218 casi lo consiguen y el Sultán Melik El Adil dando la ciudad por perdida entristece, muriendo al poco tiempo, según cuentan, de pena por lo sucedido.
Al Sultán le sucede su hijo Melik El Kamil de carácter más enérgico que el Padre decide no rendirse fácilmente y por ello prepara la resistencia de la ciudad enfrentándose con arrojo y valentía el día 9 de Octubre a Jean de Brienne, pero salió derrotado y tuvo que replegarse al Cairo dejando el paso del Delta en manos de los cruzados.
El Sultán decide entregar Jerusalén a los cruzados a cambio de que se respete la ciudad del Cairo, El Rey Jean de Brienne está encantado con la propuesta y la acepta, pero el Legado Pontificio Pélage que oriundo de Portugal rechaza la propuesta pues en su mente está el apoderarse de Egipto y de Jerusalén, mientras tanto Jean de Brienne toma la ciudad de Damieta y el Legado Pélage se instala como Jefe Supremo lo que origina el enfado de del Rey y molesto abandona el lugar y regresa a San Juan de Acre.
En Junio de 1.221 el legado Pontificio Pélage se dirige al Cairo tras rechazar un segundo ofrecimiento hecho por el Sultán de Egipto, pero Pélage desconoce que en estas fechas comienza la crecida del río Nilo y que el Delta se transforma en una gran ciénaga, aunque consigue llegar a Mansura y recibir de nuevo la ayuda de Jean de Brienne que viene a rescatarlo, el desastre ya está servido y solo resta por pactar la devolución de Damieta a cambio de que los musulmanes no masacren a los Cruzados.
Fuente consultada: Los Templarios, René Lachaud.